Aster Heras

Diario de un sueño

Faliforia 2016

Y de nuevo me ha pasado otra vez lo mismo. Con mi traje puesto y tras la máscara de Galena, que no pudo venir este año, caminé, bailé, reí, jugué y también me emocioné por las calles de una ciudad tan antigua que se pierde en las lineas del tiempo, Atenas.

La misma Atenas que cada día nos castiga, con los impuestos, con la crisis, con la troika y con todas las demás cosas a las que ayer, Dionisos dio una patada y mandó muy lejos de aquí tan lejos que las cientos de personas que nos acompañaron ni se enteraron de ellas.

La misma Atenas que se quitó el traje de seria y decidió ser por una noche pasarela de bromas, bailes y carcajadas. Bajo la Egida de su Patrona, el Acrópolis iluminaba ayer más que cualquier farola nuestro camino.

Como un viaje en el tiempo, ver desfilar la procesión, con Dionisos gigante, el falo, las ménades, los sátiros, las canciones… La música de Dionisos nos hizo cruzar los umbrales y llegar al corazón de la tradición, una vez más.  Es cuando sientes que significa hacer lo mismo que han estando haciendo tus ancestros durante años, lo único que nos reconecta a la vida como las almas que somos.

Que el Dios de la Música, de la Vida, del Vino y de la fiesta arrastre todo lo que no nos deja vivir, que se lleve con el todas las derrotas, todas las batallas que ni siquiera hemos empezado, que sea nuestra arma el baile de las bacantes, el grito de las Ménades y las bromas de los Sátiros. Que tras la máscara que todos portamos, que encontremos el valor de ser nosotros mismos, de saborear esa palabra que todo el mundo busca y que no se puede conocer sin que Dionisos baile su danza, cerca de ti. Libertad.

 

Salve Dionisos!!

 

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